Menos del 2% de las ayudas se destinan a atender las necesidades de las mujeres y niñas a nivel mundial, y en Puerto Rico es mucho menos. Esta falta de inversión refleja un descuido de sus necesidades y aspiraciones, lo que a su vez perpetúa la desigualdad de género. La insuficiencia de recursos limita su acceso a educación, servicios de salud, desarrollo de habilidades e independencia económica, y las excluye de roles de liderazgo tanto en sus comunidades como en otros espacios sociales.
Promocionamos la equidad de género al respaldar proyectos y programas de lideresas comunitarias que abordan desafíos en áreas clave como la educación, el empleo, la participación social, la sanación ante situaciones de violencia y la salud en sus comunidades. Con un enfoque colaborativo, fortalecemos su trabajo activista y de liderazgo para solidificar movimientos sociales por la justicia de género y social. Así, valoramos las voces, esfuerzos y participación por comunidades más equitativas.
Empoderar a mujeres y niñas fortalece su capacidad para acceder y administrar recursos económicos y sociales. Al apoyarlas, fomentamos que defiendan su propio bienestar y se conviertan en agentes de cambio en sus comunidades. Este enfoque no solo beneficia a mujeres y niñas, sino que también desencadena una transformación en toda la comunidad, fomentando una cultura de inclusión y empoderamiento. A largo plazo, contribuye a forjar un futuro en el que todas las personas gocen de equidad de derechos y oportunidades.