Carmen y Pablo (madre e hijo) tenían un sueño:
graduarse de la escuela y encontrar un trabajo estable. Pero las circunstancias la
habían llevado por un camino difícil. Gracias a tu donativo, Carmen y Pablo pudieron completar sus
estudios y ahora Carmen trabaja como empleada de una escuela pública y Pablo en una empresa local y estudia en las noches en una universidad. Sus
historias es solo una de las muchas que hemos hecho posibles.
Como Carmen y Pablo, hay muchas personas en nuestras comunidades que enfrentan
barreras debido a la falta de un diploma de escuela superior, lo que perpetúa su
vulnerabilidad y dificulta que puedan acceder a empleos estables o continuar sus
estudios. Un diploma no es solo un pedazo de papel, es la llave que abre las puertas a
un futuro lleno de posibilidades. Es la oportunidad de construir una vida mejor para
ellos y sus familias.